viernes, 4 de febrero de 2011

(...)"Mi trovador de repente, no se da cuenta, no lo nota, pero se repite en el relato de una anécdota, y resulta que las mismas palabras con las que me ha conmmovido hace minutos las ha usado ya una vez para otra chica, en otro tiempo, cierta gorda del oeste que sabe hacer petes, (esta reducción se aplica a todas tus atorrantas así te hayas empomado al premio nobel de la paz). Genoveva me advierte con un codazo, "ya lo sé, Geno" le digo por lo bajo y le doy un pisotón en el pie de gusto nomás. Pero ¿las mismas palabras? Las mismas, las mismas... qué picardía, quizas el amor se siente de una sola manera, vamos, quizás somos demasiado guionistas para no tenerlo todo escrito ya. Su perfección la escribí antes de conocerlo y mi divismo lo configuré dos días antes de aprender la palabra "divismo".

Válgame la vida, pídame lo que sea noble caballero, menos que le crea.

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